14 octubre 2007

Se derriten los Andes

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En Venezuela el calentamiento ha causado sequías e inundaciones inusuales en la última década.
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El Cotopaxi es cada vez más roca que nieve. Se necesitan ascensos más prolongados para verla.

La nieve de algunas montañas de Perú solo se ve en cuadros de pintores del siglo XX. La Patagonia, la Cordillera Blanca y el Cotopaxi, en máximo riesgo.

A Bolívar Cáceres le apasionan los glaciares. Sin embargo, el geólogo ecuatoriano ahora está preocupado porque sabe que estos gigantes de hielo están perdiendo consistencia ante la fuerza del calentamiento global.

En su último inventario hecho en el 2006 entre las montañas nevadas de Ecuador, descubrió que estas han perdido el 27,8 por ciento de la nieve.

Cáceres no es el único habitante de Suramérica que está alarmado. Montañistas, ambientalistas y meteorólogos de Colombia, Chile, Perú y Argentina viven la misma preocupación por cuenta del deshielo de las principales montañas nevadas de la Cordillera de los Andes. En promedio, algunos de los nevados emblemáticos de esta cadena montañosa han perdido más del 30 por ciento de su superficie helada en los últimos 20 años.

Y de eso es fácil darse cuenta cuando se visita al volcán Cotopaxi, 89 km al sur de Quito. Mientras la excursión se va aproximando a este coloso de 5.897 m de altitud, se descubre que una mancha rojiza está carcomiendo la nieve perpetua.

Aún más, cuando se empieza el ascenso a pie se descubre que el camino solo está cubierto por arena y piedras volcánicas. La también geóloga Ana Luz Borrero todavía recuerda que, en una de sus visitas al lugar hace 10 años, los extremos de los glaciares se prolongaban hasta el refugio José Ribas, en el costado noroccidental, y a 4.800 metros de altitud.

En octubre regresó, pero esta vez le tocó ascender a más de 5.000 metros para encontrar la nieve.

En ese mismo proceso de deshielo están el Chimborazo (89 km al sur Quito), el Antisana (50 km al sureste) y el Cayambe (65 km al noreste).

Los dos primeros pierden entre 0,5 y 0,7 m de hielo cada año. A eso apuntan los cálculos de Bernard Francou, representante de la ONG Great Ice.

No obstante, la situación es aún más crítica. Pues Francou y Cáceres sentenciaron que la nieve de montañas como el Iliniza sur, Sarahurco, Carihuairazo y Sangay podrían desaparecer en los próximos 10 a 15 años.

Incluso Cáceres hace referencia a los casos drásticos del Cotacachi, el Sincholagua y el Guagua Pichincha. "Hay indicios de que estos dos tenían hielo hasta inicios del siglo XIX, pero luego perdieron su condición de glaciares". Solo un cuadro del pintor ecuatoriano Rafael Troya, que data de 1913, prueba que el Cotacachi sí tuvo glaciares.

Temen escasez de agua

Según Cáceres, las superficies heladas de los Andes empezaron a retroceder desde los años 80. Colombia es testigo de esa conclusión, ya que las seis montañas nevadas más importantes del país han perdido más del 50 por ciento de la nieve en los últimos 20 años. Según el Instituto de Hidrología y Estudios Ambientales (Ideam), algunas como el Ruiz y el Santa Isabel desaparecerían en menos de 10 años. También están afectadas la Sierra Nevada de Santa Marta y la Sierra Nevada del Cocuy.

Esta zona, dice Nelson Cardona, uno de los montañistas más experimentados del país, podría convertirse en el paraíso de la escalada en roca en pocos años.

En Perú, que posee 20 cordilleras con presencia de glaciares, se han perdido en los últimos 35 años el 22 por ciento de las superficies glaciares.

Esto ha generado una pérdida de recursos hídricos equivalente a más de 12.000 millones de metros cúbicos, superando el consumo de agua que toma la capital del país, Lima, durante más de 10 años.

Un caso lamentable es el que enfrenta el glaciar Pastoruri, ubicado en la Cordillera Blanca, que era el más visitado por los turistas.

Una cueva de hielo que era su atractivo principal hoy solo es parte del recuerdo.

En Argentina, más de 40 glaciares patagónicos están en retroceso, y en Chile, el límite inferior de las nieves subirá en la zona central del país entre 300 y 500 metros, según el Centro de Agricultura y Medio Ambiente de la Universidad de Chile.

Los efectos de este deshielo, aparte de que ya no se encontrarán fotografías apoteósicas, trae consecuencias nefastas para la supervivencia humana. Según Eric Cadier, director del Instituto Francés para el Desarrollo (IRD, en francés), el mayor dolor de cabeza será la disminución de las fuentes de captación de agua.

Por ejemplo, ciudades como Quito (Ecuador) y regiones como el Eje Cafetero, en Colombia, sufrirán un grave desabastecimiento. Además, campesinos e indígenas que viven en las zonas aledañas a los glaciares carecerán de riego para sus cultivos.

Según Julio Cornejo, coordinador de la Unidad de Cambio Climático del ministerio del Ambiente de Ecuador, los ríos nacen en los glaciares. "Al haber una disminución, las consecuencias se sentirán en un futuro muy corto".

Alarma en nevados simbólicos de 4 países

Se apaga el 'cuello de la luna'

En 1997, los científicos alemanes Ekkehard Jordan y Stefan Hastenrath establecieron que la cobertura de los glaciares en Ecuador era de 97,21 kilómetros cuadrados. Hoy, esa superficie se ha reducido a los 70,17 kilómetros cuadrados. Una de las montañas más afectadas es el volcán-nevado Cotopaxi, que significa 'cuello de la luna'. Ha perdido más del 30 por ciento de la nieve que tenía hace 50 años.

Perú teme por la Cordillera Blanca

La Cordillera Blanca, una de las principales zonas de escalada de Perú, pasó de tener 723,4 kilómetros cuadrados de nevados en 1970, a 611,5 kilómetros cuadrados en 1997.

Las estimaciones de especialistas, entre ellos Jorge Duranda, experto en prevención de desastres, advierten además que los glaciares por debajo de los 5.500 metros sobre el nivel del mar desaparecerían en el 2025.

Otros ejemplos preocupantes son el glaciar Qori Kalis, ubicado en la Cordillera de Vilcanota, que retrocede 30 metros por año, y la severa pérdida de nieve del nevado Pichu Pichu, símbolo de Arequipa.

Se muere el Monte Tronador

El glaciar Frías, del Monte Tronador, en el Parque Nacional Nahuel Huapí, en la Patagonia argentina, alcanzó su máxima extensión de los últimos 2.000 años entre 1640 y 1660, durante una época fría que se conoce como Pequeña Edad del Hielo.

Desde ese momento hasta 1850, aproximadamente, retrocedió a una velocidad de 2,5 metros por año.

Pero desde que arreció el calentamiento global, aproximadamente en la década de los 80, la velocidad de retroceso aumentó notablemente: se redujo siete metros cuadrados anuales entre 1850 y 1900, 10 metros cuadrados por año entre 1910 y 1940, y 36, entre 1976 y 1986, según el Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (Ianigla).

Colombia, sin nieve en 30 años

Si trataramos de definir un ranking de los nevados más afectados de Colombia por el calentamiento, al Tolima y al Ruiz los siguen el Santa Isabel, al que el Ideam le pronostica no más de 20 años de vida; y el Huila, cuya superficie glaciar (hielo y nieve) pasó de 17 a 12 kilómetros cuadrados en los últimos 20 años. Las sierras nevadas de Santa Marta y del Cocuy, la primera ubicada cerca de la Costa Atlántica y la segunda en plena Cordillera Oriental, también mueren. La primera tenía nieve en 19 kilómetros cuadrados en 1960, hoy esta no cubre más de 7,5 kilómetros. El Cocuy ha perdido más de 20 kilómetros cuadrados de nieve.

Participaron en la investigación de este especial: Marielba Núñez, El Nacional (Venezuela); Jaime Plazas, El Comercio (Quito-Ecuador); José Pérez, El Nuevo Día (Puerto Rico); Carlos Necochea, El Comercio (Perú); Richard García, El Mercurio (Chile); Nora Bär, La Nación (Argentina); Ricardo Cerón, El Universal (México); y Javier Silva Herrera, El Tiempo (Colombia). Fotografías e infografías: Diarios GDA. Diseño: EL TIEMPO.

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