17 julio 2011

Modelo de calidad turística y desarrollo sostenible a la balear en El Toro.

Este es el "glamour" que ha supuesto para la inmensa mayoría de vecinos de El Toro, Calvianers, Mallorquines y visitantes la ampliación del puerto de El Toro sobre una pradera de posidonia (especie vegetal protegida) entre dos reservas marinas con la complicidad necesaria de nuestra clase política capitaneada por PP y PSOE. Debemos advertir que hoy el agua estaba relativamente limpia en comparación a otras ocasiones en las que no llevábamos cámara fotográfica de calidad a mano. La sopa de plásticos  es, en bastantes ocasiones, más densa, extensa y mejor aderezada con manchas flotantes de un carácter oleaginoso a las que la incidencia de los rayos solares dotan de un etérea iridiscencia difícil de fotografiar desde fuera del agua.
La situación resulta todavía más indignante si recordamos que hace unos pocos años, antes del comienzo de las obras de ampliación del puerto, la calidad y limpieza de estas aguas eran una sde las mayores del poniente sur mallorquín. Ahora, el entorno de baño y esparcimiento se ha tornado en una especie de Dique del Oeste palmesano en el que la basura, los vertidos, los hidrocarburos, el hormigón y el acero conforman un paisaje digno de pasar a los libros como ejemplo de lo que es una agresión ecológica en nombre de un desarrollismo miope, falaz, ineficaz e ineficiente. Simplemente queremos dejar una breve, mínima y poco significativa, respecto a la magnitud del destrozo, reseña gáfica del menoscabo de nuestro capital natural y paisajístico. Para un recopilatorio gráfico exahustivo y de calidad no dejéis de ir visitando la página de nuestros amigos http://sonferrer.es/


Mole de hormigón del nuevo "Dique del Oeste" calvianer.
Desde un barco, el efecto paisajístico es todavía más negativo
ya que desde esta perspectiva no acaba de
preciarse la magnitud total del impacto.



Una muestra del estado de las aguas, otrora impolutas, donde se han de bañar
los coalvianers y nuestros visitantes.




La turbiedad de las aguas fotografiada desde la rampa de botadura

Rampa de botadura orientada hacia la zona de baño cuya ubicación
no hemos visto reflejada en ése emplazamiento en ninguno
de los proyectos publicados.

12 julio 2011

INTENTOS DE VALORACIÓN DE LOS SERVICIOS PRESTADOS POR LOS ECOSISTEMAS GLOBALES

El primer intento de cuantificación monetaria de los servicios anuales prestados por los ecosistemas globales es el realizado por el equipo de Robert Constanza. Esta evaluación es presentada por sus autores como el punto de partida de un programa de investigación que divide la biosfera en dieciséis sistemas bióticos y valora los servicios proporcionados anualmente por cada uno de ellos, expresando dichas valoraciones en dólares USA de 1994. El valor estimado para los servicios de toda la biosfera (la mayor parte de los cuales está fuera del mercado) está en un rango de 16 a 54 billones de dólares-USA/año, con un promedio de aproximadamente 33 billones. El PIB mundial estaba entonces en torno a los 18 billones.
Los ecosistemas analizados son tanto marinos (mar abierto y sistemas costeros) como terrestres (bosques, praderas, zonas húmedas, lagos y ríos, tierras agrícolas y áreas biológicamente poco productivas sobre las que hay poca o ninguna información). Se consideran en él diecisiete servicios ambientales (bienes y funciones útiles): regulación de los gases que componen la atmósfera, regulación del clima, regulación de las perturbaciones, regulación de los ciclos hídricos, provisión de agua, control de la erosión y retención de sedimentos, formación de suelos, ciclo de nutrientes, tratamiento de residuos, polinización, control biológico, refugio, producción de alimentos, materias primas, recursos genéticos, recreo y valores culturales. La valoración de esos servicios en términos monetarios se hace sintetizando numerosos estudios previos, muchos de ellos locales o regionales, realizados ---en la medida en que muchos de los valores implicados son extramercamiles- de acuerdo con los diversos métodos existentes para abordar esta cuestión: coste de viaje, precios hedónicos, valoración de contingencias, etc. El estudio trata de poner de manifiesto que los servicios de los ecosistemas aportan una parte importante de la contribución toral al bienestar humano. En particular, apunta una vía para tener en cuenta adecuadamente los costes ambientales en los análisis coste-beneficio de los proyectos económicos. Insiste, también, en que hay que esperar que el valor de los servicios ambientales aumente a medida que van volviéndose más escasos. Añade que sus conclusiones sólo resultan aplicables a variaciones marginales en el balance entre los dos tipos de servicios, los de la economía y los de la naturaleza, dado que ambos son sólo parcialmente sustituibles (en el límite, el valor de los servicios naturales vitales es evidentemente infinito).
Las dificultades de este enfoque son numerosas. Entre otras, hay que registrar las siguientes: muchos servicios de la naturaleza no han sido aún suficientemente estudiados, las funciones de los ecosistemas muestran a menudo discontinuidades bruscas, la información es deficiente en la medida en que el número de estudios locales es limitado, etc. Las más importantes, seguramente, se refieren, por una parte, a las limitaciones inherentes a las técnicas de valoración monetaria de servicios externos al mercado (en muchos casos, las valoraciones se basan en la disposición -manifestada por los individuos en encuestas- a pagar por los servicios de los ecosistemas, lo que comporta muchas distorsiones relativas a la información y a la claridad de las preferencias) y, por otra, a la consideración de la biosfera, que es un sistema dinámico complejo, mediante una representación estática de ella (las estimaciones podrían cambiar radicalmente si los ecosistemas se modifican a través de umbrales y componamientos no lineales). Como consecuencia de las diversas fuentes de incertidumbre, los propios autores del estudio reconocen que es posible que nunca lleguemos a contar con una estimación muy precisa del valor económico de los servicios de la naturaleza.

Seguramente, la más conocida e influyente de las propuestas de modificar los esquemas de la contabilidad nacional para tener en cuenta de forma adecuada los costes sociales y ambientales del crecimiento sea la de Daly y Cobb. Parten de una crítica a la contabilidad económica corriente basada en que ésta no tiene en cuenta las contribuciones al bienestar humano del trabajo voluntario y del trabajo doméstico no remunerado, contabiliza como incremento de la riqueza los gastos destinados a compensar "males" (accidentes automovilísticos, delincuencia. etc.) y hace lo mismo con los procesos que reducen el patrimonio natural (consumo de no renovables, destrucción de hábitats, etc). La idea de Daly y Cobb es que, como consecuencia de esas distorsiones, el PIB no sólo es un indicador deficiente del bienestar, sino que puede resultar del todo engañoso en la medida en que, a partir de un determinado umbral, como consecuencia del incremento no registrado de sus costes sociales y ambientales, más crecimiento puede no comportar un mayor bienestar, sino menos. Más allá de ese umbral -que establecería también la escala óptima de la economía-, el crecimiento se volvería literalmente antieconómico. Con la finalidad de hacer operativa su idea, elaboraron un indicador agregado, el Índice de Bienestar Económico Sostenible (IBES). Una versión actualizada del mismo es el denominado Indicador de Progreso Genuino (IPG). El IPG se calcula a partir del componente de consumo personal del PIB corregido en función de la desigualdad en la distribución de la renta, sumándole un valor monetario imputado para el trabajo no remunerado y los servicios de las infraestructuras y los bienes duraderos y, por último, deduciendo los valores monetarios imputados de diversos costes sociales y ambientales.
Podéis ampliar la información y encontrar otras propuestas de valoración de los servicios prestados por los ecosistemas por ejemplo en esta Guía metodológica de Diseño de indicadores compuestos de desarrollo sostenible

10 julio 2011

El Concepto de Huella Ecológica

El concepto de huella ecológica fué propuesto en 1996 por Mathis Wackernagel y WilliamRees y es definido como la superficie de tierra (o mar) biológicamente productiva que sería necesaria para mantener indefinidamente una determinada población humana con una tecnología y un nivel de consumo material determinados.
En relación con la huella ecológica, resultará útil definir los siguientes conceptos:
Planetoide personal es la huella ecológica per cápita.

Capacidad accesible es la superficie biológicamente productiva local que puede ser utilizada por los habitantes del territorio analizado.
El déficit ecológico expresa la medida en que la huella ecológica supera, si lo hace, la capacidad accesible.
La justa porción de tierra es el territorio biológicamente productivo disponible per cápita en la Tierra (en 1996, aproximadamente 1,5 hectáreas de tierras emergidas y aproximadamente 0,7 hectáreas de fondos pesqueros).
Capacidad apropiada (o sustraída) es la diferencia entre el planetoide personal y la justa porción de tierra.
 El planetoide personal o huella ecológica de cada individuo es la suma de seis componentes: el área de suelo agrícola requerida para producir los cultivos que ese individuo consume, el área de pastos para productos animales, el área de bosque para papel y madera, de mar para pescado, de tierra para vivienda e infraestructuras y de bosque para absorber las emisiones de dióxido de carbono correspondientes a su consumo de energía. Se mide en «unidades de superficie», siendo una unidad de superficie equivalente a una hectárea según la productividad media mundial.
Los cálculos del equipo de Wackernagel indican que la huella ecológica conjunta de la humanidad ha aumentado en un 50% desde 1970 hasta 1996, y que en este último año excede en al menos un 30% la capacidad accesible global, una sobrecarga que - caso de mantenerse- conducirá a un agotamiento gradual del stock planetario de recursos naturales.
Los datos de huella ecológica revelan también la desigualdad internacional en cuanto al acceso a los recursos biológicos del planeta, mostrando, por ejemplo, cómo muchas sociedades viven por encima de sus posibilidades y conectando así las cuestiones de sostenibilidad con las de equidad.
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02 julio 2011

Diversas concepciones de desarrollo sostenible

La noción de desarrollo sostenible se asocia ante todo, en general, a una dimensión de carácter económico: modos de producción y distribución de bienes y servicios, factores de producción, priorización, y satisfacción de las necesidades humanas, cantidades producidas, etc. Hay sobre la cuestión diversas propuestas entre las que destacan por su relevancia y aceptación las que mantienen, de uno u otro modo, que el desarrollo implica crecimiento. Ésta es la opinión oficial de la ONU, la UE y la Comisión Brundtland:  para ellos El desarrollo sostenible no implica el cese del crecimiento económico. Más bien postulan que los problemas de la pobreza, el subdesarrollo y los problemas ambientales relacionados, no  pueden resolverse sin un vigoroso crecimiento del tejido económico, No obstante, el desarrollo sostenible requerirá cambios en las formas actuales del crecimiento para hacerlas menos intensivas en energía y recursos y más equitativas.
Está muy difundida entre los economistas ambientales la idea de que el crecimiento sostenido es posible sin daños para el medio ambiente siempre que sea posible integrar sistemáticamente la consideración y contabilización del impacto ambiental en las decisiones económicas.

Otro de los enfoques del desarrollo sostenible es la propuesta del estado estacionario o crecimiento cero cuyo máximo exponente sea tal vez Herman Daly:

"Las tres dimensiones básicas de una economía de estado estacionario (EEE)  son: stock, servicio y flujo metabólico o transumo (throughput).
Stock es el inventario total de bienes de producción, bienes de consumo y cuerpos humanos. Puede interpretarse como el conjunto de todas las cosas físicas capaces de satisfacer necesidades humanas y sujetas a propiedad.
Servicio es la satisfacción experimentada cuando son satisfechas las necesidades. O ingreso psíquico . El servicio es proporcionado por el stock. La cantidad y calidad de éste determinan la intensidad del servicio. No hay ninguna unidad de medida para el servicio, pero todas las personas experimentamos satisfacción y reconocemos diferentes intensidades de la experiencia. El servicio es prestado durante un periodo de tiempo y es por lo tanto una magnitud de flujo, aunque, a diferencia de los flujos físicos, no puede ser acumulado.
Transumo es el flujo físico entrópico de materia-energía que, procedente de las fuentes naturales, pasa por la economía humana y acaba en los depósitos de la naturaleza, y es necesario para mantener y renovar el stock.
Las relaciones entre las dimensiones básicas pueden ser representadas así:






El servicio (ingreso psíquico neto) es el beneficio final de la actividad económica. El transumo (un flujo físico entrópico) es el coste final. La relación beneficio/coste es, pues, la relación servicio/transumo. El transumo no rinde servicios directamente: primero ha de ser acumulado y trabajado en un stock de artefactos útiles (capital); todos los servicios son prestados por stocks, no por flujos. Los stocks son magnitudes intermedias, que por una parte dan servicios y por otra requieren flujos metabólicos físicos para su mantenimiento y sustitución. Por eso los stocks están en el centro del análisis. El stock no es beneficio ni coste; tanto los beneficios como los costes son función del Stock. La ratio (I) representa la eficiencia final de servicios del transumo: beneficio final/coste final. La ratio (2) representa la eficiencia en servicios del stock. La ratio (3) representa la eficiencia del transumo en mantener el stock.
El concepto de EEE sugiere tres formas de conducta para las tres dimensiones. Para los stocks, la conducta adecuada es la de satisfacer (elegir un nivel de stocks suficiente para una vida buena y sostenible en un futuro prolongado). El transumo debe ser minimizado, para un stock constante. El servicio debe ser maximizado, para un stock constante." Daly

Otra forma de contemplar el desarrollo sostenible nos lo proporcionanan las propuestas que podríamos llamar "bioeconómicas" insisten en que la irreversible degradación entrópica que implica cualquier actividad productiva y la incertidumbre inherente a la evolución social condicionan la eventual reintegración de las economías humanas en los ciclos naturales de la biosfera, problematizan la búsqueda de una relación armónica entre ésta y la tecnosfera y aconsejan la conservación, la parsimonia y el rechazo a la extravagancia como criterios principales de la sostenibilidad. Seguramente uno de los mejores resúmenes de este enfoque sea el programa mínimo bioeconómico de Georgescu-Roegen que citaremos en un resumen prácticamente literal.

"Sería completamente absurdo proponer una completa renuncia al confort industrial de la evolución exosomática. La humanidad no regresará a las cavernas o, más bien, al árbol. Pero hay unos cuantos puntos que pueden ser incluidos en un programa bioeconómico mínimo.
Primero. la producción de tdos los artefactos de guerra, no sólo la guerra en si misma, debe prohibirse de inmediato. Sería completa mente absurdo e hipócrita seguir cultivando tabaco si, abiertamente, nadie tuviera la intención de fumar. Las naciones más desarrolladas y que son las principales productoras de armamento deberían llegar sin dificultad al consenso sobre esta prohibición si es que, como afirman, también poseen la sabiduría suficiente para guiar a la humanidad. La terminación de la producción de todos los instrumentos de guerra no sólo impedirá los asesinatos en masa mediante ingeniosos aparatos, sino que también dejará inmensas fuerzas productivas para prestar ayuda internacional sin disminuir el nivel de vida en los correspondientes países.
Segundo, a través del uso de essas fuerzas productivas, así como también de medidas sinceras y bien planeadas, las naciones subdesarrolladas deben recibir ayuda para lograr tan pronto como sea posible una vida mejor (no lujosa). Ambas partes deben participar y aceptar la necesidad de un cambio radical en sus distintas formas de ver la vida.
Tercero, la humanidad debería disminuir gradualmente su población a un nivel en que pudiese alimentarse adecuadamente sólo a través de la agricultura orgánica. Naturalmente, las naciones que ahora tienen un muy alto crecimiento demográfico tendrán que hacer un gran esfuerzo para obtener resultados en ese sentido lo más rápido posible.
Cuarto, hasta que el uso directo de la energía solar sea de esté generalizado o se logre la fusión nuclear controlada, todo desperdicio de energía, por sobrecalentamiento, sobreenfriamiento, sobrevelocidad, sobreiluminación, etcétera, debería evitarse cuidadosamente y, si fuera necesario, reglamentarse en forma estricta.
Quinto, debernos curarnos nosocros mismos del anhelo morboso de los artefactos extravagantes, espléndidamente ilustrado por un artículo tan contradictorio como el carrito de golf y por tales esplendores gigantescos como los automóviles de garaje doble. Una vez que lo hagamos así, los fabricantes tendrán que parar la fabricación de tales "comodidades".
Sexto, también debemos deshacernos de la moda, de "esa enfermedad de la mente humana", como la caracterizó el abad Fernando Galliani en su celebrado Delia moneta (1750). Es realmente una enfermedad de la mente desechar un abrigo o un mueble cuando aún pueden ser útiles. Es un crimen bioeconómico tener un "nuevo" automóvil cada año y remodelar la casa cada tres. Otros ensayistas ya han pro puesto que los bienes sean fabricados de tal manera que sean más durables pero es más importante aún que los consumidores se reeduquen ellos mismos para desdeñar la moda. Los fabricantes tendrán entoces que abocarse a la durabilidad.
Septimo, y estrechamente relacionado al punto precedente, la necesidad de que los bienes durables se hagan aún más durables diseñándolos para ser reparables. (Para ponerlo en una analogía plástica: en muchos casos estamos hoy en día forzados a desdeñar un par de zapatos sólo a causa de la rotura de una hebilla.)
Octavo, en necesaria armonía con todas las ideas anteriores, nos deberíamos curar de lo que he llamado "la pista circular de la máquina de afeitar" o sea: afeitarse más aprisa para tener más tiempo para trabajar sobre una máquina que rasure aún más aprisa y así ad infinitum. Este cambio requerirá retractación en el campo de todas aquellas profesiones que han atraído al hombre hacia este inacabable y vacío progreso.Tenemos que llegar a darnos cuenta de que un prerrequisiro de la buena vida es una cantidad sustancial de ocio consumido en forma inteligente."

No hemos pretendido ser sistemáticos a la hora de reflejar las distintas y variadas concepciones del ambíguo concepto de "desarrollo sostenible". Simplemente deseamos proporcionar puntos de partida para la reflexión individual y la posible profundización en la materia de todos los que podáis estar interesados en hacerlo.